Bueno, pues aquí vengo con la última parte del capítulo dos. Esta vez no haré un resumen de la primera parte porque pienso que es hacer como spoiler de forma gratuita ¿No? No sé...

Voy tan embalado en esto que ya mismo me pondré a escribir el capítulo 3. Pero no lo subiré al instante, antes prefiero que sufráis un poco. (Es broma, solo quiero dar tiempo a digerir las cosas)
Sin más dilación...

Segunda parte del capítulo 2: Una sombra

Haakon se quedo callado durante unos momentos, cuando le dije que había averiguado cual fue la causa de la muerte de Jala, el simplemente pareció no echarme cuenta, seguía acariciando los cabellos de su mujeR.
—¿Cómo puedes estar tan seguro de eso? — Me respondió pasado un tiempo.
—El candelabro ya estaba en esta casa cuando os mudasteis ¿cierto?
—Sí… es cierto.
—Entonces te aseguro que sé lo que pudo pasar.
Vi como Haakon seguía pareciendo indiferente a mis palabras. Se levantó del suelo y con mucho cuidado tapó por completo a Jala con las sabanas.
Aquella mañana ya parecía de por sí demasiado lúgubre. El cielo se había cubierto completamente de nubes oscuras, parecía que se avecinaba una tormenta, pues las primeras gotas de lluvias ya empezaron a caer. Haakon se dirigió a la ventana y la cerró para que no entrara el agua, luego se quedo mirando el paisaje durante un largo tiempo. Creo que él aun tenía la esperanza de que todo aquello no fuera más que un sueño, una pesadilla de la que pronto se iba a despertar, pero estaba bastante claro que no podía huir de la cruda realidad.
—De que me sirve… Saber cómo ha muerto. Ella no va a volver nunca, haga lo que haga. No sé si quiero saber cómo sufrió para acabar de este modo. —Confesó al fin. Comprendía la postura de Haakon, el no aclamaba venganza ni explicaciones de ningún tipo, el solo quería que Jala volviera a la vida, o mejor dicho, que nunca hubiera muerto. —Nada de lo que digas cambiará mi estado, ni el de mi mujer.
Me sentía terriblemente apenado por él y por la pobre Jala, pero no se me ocurría que hacer para ayudar a apaciguar su dolor, comencé a pensar que tal vez mi presencia estaba resultando ya un poco molesta. Decidí irme.
—Lo siento Haakon, yo… Me voy. Muchas gracias por todo. - Al decir esto, di media vuelta y me dispuse a marcharme
—Me gustaría enterrar su cuerpo en el bosque, a ella le encantaba ese lugar— Dijo volviendo a mirarme. —Ojala que si realmente viste un ángel allí, este guíe su alma al cielo.
Estaba a punto de cruzar la puerta, pero las últimas palabras que me dijo hicieron que me frenara en seco, me giré, le miré y me arme con todo el valor que pude, lo que estaba a punto de decir era algo horrible, desesperanzador… Pero él tenía que saberlo, tenía derecho a ello.
—Jala… no va a ir al cielo, Haakon. Ella no murió por causas naturales. Le han quemado el alma. —Intente tomar todo el aire que pude. Después de decir aquello sentí como mi corazón se acelero enormemente, mi voz empezaba a temblar pero tenía que seguir explicándole. — El candelabro que decías tener, nunca fue realmente un candelabro. Existen unas criaturas conocidas en muchos folclores como lámparas malditas, pero su autentico nombre es chandelure, espíritus oscuros con la forma de un candelabro que suelen colarse en casas abandonadas esperando que aparezca alguien para devorar su…
—Calla— Me dijo. Pero no pude parar de hablar.
—Haakón, solo hay que mirar a Jala, ese tono de piel, el gesto de su cara, no sé si te has dado cuenta, pero carecía de pupilas. Que tu candelabro haya desaparecido no es casualidad, además…
—¡TE CALLAS LA BOCA! —Grito de repente, con la cara totalmente roja y empapada en lágrimas. Me asusto tanto que me echó para atrás. Me observo fijamente, con una mirada encendida y al mismo tiempo destrozada.
La lluvia empezó a volverse mucho más violenta, las gotas de agua golpeaban tan fuerte que entre todas hacían un ruido casi atronador. Los truenos ya empezaron a sonar.
—¡¿CÓMO TE ATREVES A DECIRME ESTO?! ¡QUE A MI ESPOSA LE HAN DEVORADO EL ALMA! ¡¿COMO TE ATREVES?! ¡TE DIJE QUE NO QUERÍA SABER NADA! ¡¡NADA!!
Mis ojos comenzaron a humedecerse poco a poco. Miré sorprendo a Haakon manteniéndole la mirada, parecía una bestia, y yo en cambio solo estaba terriblemente avergonzado. Mire al suelo apenado.
—He sido un idiota ¿verdad? —Dije con la voz temblorosa — Me voy. —Sin decir más, atravesé la puerta de la calle y me fui corriendo de aquella casa. Al final hasta yo acabe llorando, pero no se notaba casi nada con la lluvia cayéndome en la cara.
Caminaba por las calles sin ningún rumbo fijo, no había planeado nada ¿A dónde tengo que ir? Me sentía como un extraño en otro mundo, ni yo mismo me conocía. La ropa me pesaba mucho al estar empapada, odiaba esa sensación que tenía en los píes, con los zapatos encharcados y los calcetines húmedos, se me estaba hasta arrugando la piel.
Pasé por al lado de una comisaría antigua, algo deteriorada, y algo me llamo la atención, al principio no sabía que era, solo me quedé mirando el edificio algo curioso. Había muchos carteles de se busca, así que me puse a mirar a todas las caras que salían reflejados en ellos, hasta que di con algo que me llamó potencialmente la atención. Arranqué el papel empapado de la pared y lo miré más de cerca, el rostro que estaba gravado en el no se veía, estaba cubierto por una máscara blanca y negra que sonreía, decorada con unos hoyuelos rosados, luego tenía un sombrero de arlequín de colores llamativos. Me acorde del sueño que tuve, lo que me dijo aquella sombra ´´Sigue al payaso, el te devolverá a las riendas de tu vida´´ El retrato que aparecía en este folleto era un payaso, y era la única pista que tenía. Entré en comisaria con el papel y le pregunté a uno de ellos.
—Perdone…
—¿Si?
—Este payaso ¿Por qué se le persigue? —Dije extendiéndole el cartel de se busca.
El policía lo miro durante unos segundos y luego me lo devolvió.
—Es un ladrón experto. Hace nada robó un libro del museo que tenemos en el pueblo más cercano. Es un libro bastante valioso por su antigüedad y su contenido. ¿Por qué? ¿Lo has visto?
—No, para nada. Quería saberlo. —Dije guardándome el cartelito en los bolsillos. —¿Cómo puedo llegar al pueblo de al lado?
—No eres de aquí ¿Eh? El pueblo de al lado está cruzando las montañas del norte. Pero sería peligroso que fueras ahora, hay muchas ventiscas en estas fechas. Dicen que es por causa de un espirito que solo viene durante esta temporada.
—¿Un espíritu de hielo? —Pregunté curioso.
—Sí… ¿Quién sabe?
—Bueno, muchas gracias. — Dije abriendo la puerta de la comisaria para irme, pero antes una última duda me vino a la mente. —Perdone ¿Qué clase de libro robó aquel payaso?
—No sé mucho de estas cosas, pero creo que fue un ´´libro de magia´´—Respondió entre comillas— Grimorio, creo que esa clase de libros se llama grimorio.
—Entiendo…
Sé que me había advertido, pero no tenía otra cosa que hacer. Miré hacia el norte y luego miré el cartel de se busca.
—Es la única pista que tengo.


(Tengo una proposición para vosotros, los que me leáis. ¿Queréis que al finalizar cada capítulo ponga las imágenes en Spoiler de todos los pokemon que sido nombrados o que han aparecido? Los pondría en orden cronológico. Principalmente para las personas que aunque me lean, no tengan mucha idea de pokemon. A mi me da igual, como vosotros digáis.)

He editado un comentario que antes se me pasó añadir. Ya esta todo en orden.

Como siempre, demasiado genial
Ya no hay faltas de ortografía, y la historia cada vez es mas y mas interesante. Si sigues asi, no tardaras en ganarte muchisimos mas fans. Repito, me encantan tus historias y tu bonita manera de contarlas.
Por lo de las imágenes a mi me da un poco igual, deberias decidirlo tu
A mi me da igual siempre que los pokemon no sean de la sexta generacion, por lo demás los conozco todos

Buen capítulo
Cada vez más interesante, por favor cuando tengas el tiempo sigue la historia.
Me ha gustado eso del ladrón con aspecto de arlequín y eso del libro de magia.
Cuando leo esto, Darío, se nota que lo has escrito tu, tiene mucho tu estilo.

Sí, por mí sí... Quiero que pongas imágenes pero no se si en todos los capítulos... O en todas las continuaciones
Solo ponlos de vez en cuando. Así no te quedas tanto tiempo con eso de buscar las fotos adecuadas.
Un besito Darío mío <3

No sabéis lo bien que sienta conectarse y leer estos comentarios sobre mi historia, en serio, muchas gracias. Parece uno tontería pero los que escribimos en este subforo agradecemos muchísimo los comentarios de ánimo, porque nos entusiasman mucho.

Así que gracias Sheyoshi, que has estado comentando desde el principio (Por no decir que es gracias a ti a que he retenido las faltas ´´orco-gráficas´´ No te prometo que se me escape alguna.)

Gracias An sanji (querida Andrea mía) Que siempre me andas apoyando. Eres un cielo te lo juro.

Evidentemente también a Cexo. Por su honestidad crítica.

También a Miguisuxx por aquel comentario que me dijo

Y a ti Adriguel, que solo con decir que mi historia tiene un aire mágico me has hecho muy feliz.

Bueno, bueno. Parece que estoy hablando como si llegará al fin de la historia, pero en absoluto, a esto aún le queda tela. Solo quería agradeceros el apoyo y tal.
Ya vengo con el tercer capítulo, y como siempre estará dividido en partes (Porque si, porque soy así)
Espero que os guste.

Capítulo 3: Te debía una.

Estaba tan agotado, que mientras caminaba no podía levantar mí vista del suelo, y cada vez se me hacía más complicado andar en aquella espesa nieve que se tragaba mis pies. Solo llevaba dos días intentando cruzar las montañas para llegar a aquel pueblo, pero las fuertes ventisca conseguían desorientarme… Creo que me he perdido. Me queda muy poca comida de las provisiones que conseguí antes de partir, el frio ya está empezando a calarme fuerte en los huesos y no encuentro un lugar aislado de la nieve donde poder dormir, porque estaba anocheciendo. Tengo una extraña sensación, a veces siento como si algo me estuviera siguiendo camuflado en el entorno, llevó sintiéndolo desde que entré en este lugar, es como si estuviera esperando que cayera de una vez al suelo para poder salir a cazarme, pero por mucho que me fijaba no veía nada que pudiera estar persiguiéndome.
Al rato de andar sin rumbo fijo, observe a lo lejos algo que estaba recostado al lado de un árbol, era muy pequeño y decidí acercarme para verlo, y ahí lo vi, echado sobre la nieve, era una criaturita que parecía estar pasándolo muy mal, le costaba respirar, no abría los ojos y estaba tan débil que no tenía fuerzas para meter la lengua dentro de la boca. Aquel animal era un ser cuadrúpedo con el pelaje de color gris, pero la cara, la panza y las patas eran de color negro. Me arrodille ante este y empecé a acariciarlo durante un rato, le costó mucho pero consiguió abrir los párpados muy sutilmente, clavando su mirada en la mía. Sus globos oculares eran de color amarillos y sus ojos eran rojos. Aquella criatura era un joven poochyena.
—Hola, pequeño…—Le susurré tiritando de frío—¿Qué te ha pasado? ¿Te ha pillado la ventisca de lleno?
Parecía tan debilitado que no podía ni escucharme siquiera. Me puse muy triste al verle en aquel estado, si no hacía algo no iba a sobrevivir a la noche. Cogí la última baya zidra que me quedaba y ni siquiera llegué a pensármelo.
—Anda… cómetelo por favor— Le dije mientras le ponía la baya delante de la boca.
Miró la baya durante unos pocos segundos, pero no intento comérsela, lo más seguro es que ni para eso tuviera fuerzas.
—Por favor… haz un esfuerzo, tienes que comértela.
Pero él seguía sin intentarlo. Parece que solo se reservaba las fuerzas para respirar.
—… Está bien. — Dije sacando una daga que había comprado junto a las provisiones —No me queda otra.
Empuñé cuidadosamente la daga y empecé a cortar la baya zidra en trozos pequeños, cuantos más pequeños mejor, tarde unos pocos minutos hasta que conseguí triturarla completamente.
—Ahora sí ¿de acuerdo? — Le sonreí y le puse un pequeño trozo en lo boca —Venga… ya no hay que masticar tanto, solo trágatelo. Mira, así. — Cogí un pequeño trozo y me lo trague sin masticar, estaba un poco ácida pero se podía comer.
Sonreí de forma exagerada para que viera que se podía comer, y solo me miró durante un rato. Cerré los ojos apenado, parecía que no estaba por la labor de comer, hasta que de repente… oí el sonido de su garganta tragando, y abrí los ojos con sorpresa.
—Si… ¡Así! ¡Muy bien! — Dije entusiasmado —¡Venga, otro trozo más! —Puse otra porción en su boca y también se lo trago.
Yo estaba entusiasmado con cada trozo que le daba, el se los comía y parecía que su estado iba mejorando de forma leve con cada porción que se llevaba a la boca. Pasado un largo tiempo, el pequeño poochyena por fin se había terminado todos los trocitos, pero para nada estaba tan recuperado como para moverse, tenía que descansar, me lo llevaría conmigo pero yo estoy completamente agotado como para transportar un peso así, aunque él fuera muy pequeño. Me quité la oscura bufanda que tenía alrededor de mi cuello y con ella le arropé con mucho cuidado, así se protegería de cualquier posible ventisca. Luego le acaricié por última vez.
—No puedo hacer más… Duerme la noche y verás cómo mañana estarás recuperado para irte de aquí.
Me levanté del suelo y continúe con mi camino, intentando buscar un sitio donde refugiarme. Ya no tenía nada que llevarme a la boca, la noche había caído y todo el lugar estaba oscuro, me costaba mucho ver, tenía hambre y sueño. Ya estaba sintiendo esa sensación de nuevo, de que algo me estaba siguiendo, tenía miedo, algo me decía que no era amigable, sino hostil. Me puse tan nervioso que saque fuerzas de donde pude y comencé a correr con todas mis ganas intentando huir de aquello que fuera que me estaba persiguiendo. Miré para atrás y vi como una tormenta de nieve surgía de la nada y me iba alcanzando, eso me hizo correr todavía más deprisa. Se acabó, estaba a punto de ser golpeado por esa ventisca, iba a morir definitivamente congelado… O eso creía, pero a lo lejos vi algo que hizo que mi mirada cobrara fuerzas, estaba en la pared de una montaña… ¡Era una cueva! Me lancé a ella antes de ser alcanzado por la nevada, y por suerte lo conseguí. Ahora sí que estaba totalmente agotado, había entrado en calor pero a los poco minutos ya estaba tiritando de frio, tanto que las cejas se me congelaron, aunque estaba ahora protegido le da tormenta, el frio seguía estando presente. Honestamente, yo no iba a sobrevivir de ningún modo a la noche, lo sentía en mi cuerpo, estaba al borde de mi capacidad… mi vida de nuevo se estaba consumiendo poco a poco. Me tumbé en el suelo de la cueva, con la mirada perdida al exterior viendo la tormenta de nieve pasar.
—Al final voy a morir sin saber quien soy… —Dije cerrando los ojos y quedándome dormido.
No se cuento tiempo pasó, pero por alguna razón los volví a abrir, mi visión estaba totalmente borrosa pero podía percibir como aun era de noche y seguía nevando, vi también algo que estaba entrando en la cueva, parecía una sombra pero cuanto más cerca estaba más fácil me fue reconocer sus colores… era ella, con su vestido blanco y su pelo verde, la veía totalmente borrosa pero sabía que era ella, solo su presencia me hizo sentir bien, era el ángel. Se arrodillo a mi lado y con sus brazos me recostó en sus regazos, era tan cálida que me aferre con fuerza a ella para aislarme del frio, y funcionaba. Aquel ángel empezó a meterme en la boca bayas aranjas de una en una, me parecían increíblemente deliciosas, tal vez por el hambre que llevaba encima. De nuevo no pude fijarme en su rostro más detenidamente, pero me daba igual, lo único que deseaba ahora mismo era solo una cosa.
—Por favor… No te vayas—Le susurré sin poder hablar más alto.
Solo me acarició el cabello y luego me quedé profundamente dormido.

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Al final si pondré las imágenes de los pokémon que han ido apareciendo, pero al finalizar cada capítulo.

Uy, esta vez has tenido un pequeñisimo fallito

Si no va todo junto (sino)
Pero por lo demas todo perfecto, la "orco-grafía" está ya corregida, ya no fallas tanto como antes,.

La trama como siempre, perfecta. La historia no baja de nivel, se mantiene tan interesante como siempre y engancha hasta el último instante. Es una historia muy "animada" pues es muy imprevisible y no sabes lo que te espera a la vuelta de la esquina

Por cierto, ¿aproximadamente cuantos capítulos tiene la historia? es solo por curiosidad

abrazos psicológicos

Ya esta corregido el error.

Respecto a los capítulos de la historia... ni yo mismo puedo responderte a eso. Es cierto que tengo la historia totalmente pensada y no dejaré clavo sin atar en este cuento, pero no te puedo decir exactamente qué número de capítulos conllevará todo esto. Por lo general... ¡Por lo general! Suelo postear un texto del relato al día, si sigo a este ritmo es probable que pronto de punto y final a la obra, pero no se con cuantos capítulos exactamente.

Yay, continua la historia, que estoy impaciente y llevas cinco dias y sus noches sin publicar
continua plz, que la espera me esta matando por dentro


P.D. con este mensaje llego a los 100 y me dan mi segundo giroide en el perfil solo queria decirlo, aunque es una chorrada

¡Aquí vengo con el fin del capítulo 3! Tengo dos razones para haber tardado tanto, la primera es que estuve liado… la segundo que no puedo hacer doble post.
Espero que al menos esta parte satisfaga la espera, la verdad, estoy orgullosete de esto.
Sin mas dilación...

Segunda parte del capitulo 3: Te debía una.

A la mañana siguiente, lo que me despertó fue la intensa luz del sol, que iluminaba tan fuerte mis párpados que poco a poco fui abriéndolos. Esperé a que mi visión se fuera acostumbrando, todo lo veía demasiado claro y me costaba mantener los ojos abiertos, al cavo de un minuto los intensos colores del día fueron suavizándose y tomando forma en mi visión. Me levanté del duro suelo de la cueva y comencé a mirar a todos lados, esperando verla en algún rincón o al lado mía, pero de nuevo el ángel se había ido.
—Otra vez… vienes para salvarme, pero luego te vas. — Musité con algo de tristeza
Miré al exterior de la cueva, se había formado una buena capa de nieve en el suelo, me iba a ser difícil continuar pero no me iba a quedar en aquella cueva toda la mañana, no sin comida ni agua.
Al salir fuera me alivio notar en la piel el cálido aire del sol, tal vez si me daba prisa podría salir de las montañas antes de que vuelva a caer la noche y el frio, aunque no sabía por dónde comenzar a caminar pues estaba totalmente perdido, lo mejor simplemente era salir de allí. Volteé mis ojos para un lado y al ver aquello noté como el corazón casi se me paraba del susto, justo al lado de la boca de la cueva, echado y casi enterrado sobre la nieva, había un cadáver… Si es que se podía llamar así, pues ya era todo hueso y ropa vieja, seguramente a noche no me di cuenta porque estaba huyendo de la ventisca y estaba oscuro, pero me horrorizó pensar que pase la noche con un muerto cerca. Tardé un rato en hacerme a la idea, pero imagine que tal vez si lo desenterraba de la nieve podría encontrar algo útil que me pudiera servir de ayuda, así que empecé a cavar con las manos para sacarlo de ahí. Por fin conseguí desenterrar todos sus restos de entre la nieve, pero lo único que encontré interesante en el cuerpo fue una mochila que al abrirla solo contenía objetos viejos y deteriorados, tenían que tener muchos años.
—Que te ha pasado, amigo…— Dije mientras aun continuaba rebuscando en su mochila. —Espero no acabar como tú. Dame algo que me ayude.
Cuando pronuncia aquellas últimas palabras, di con algo que me llamó poderosamente la atención, un diario. Inmediatamente lo abrí y empecé a leer. Las primeras páginas eran claras, contaban un poco la vida de este personaje, era un explorador llamado Javier Rodríguez Rubios, de nacionalidad española. En el diario explica que estaba investigando el fenómeno de la nieve en este lugar, pues la temperatura y el clima no son característicos de sitios donde caiga la nieve, también comentaba de que había casos de personas que cuando pisaban estas montañas desaparecían sin dejar rastro. Todo estaba bien redactado y con un pulso firme… pero… con cada página que leo voy notando el miedo se va apoderando de él.


última pagina escrita: 34

Llegados a esta parte su letra se volvió indescifrable.
De repente, un rugido atronador y escalofriante sonó a la lejanía.
— ¡Mierda, mierda, mierda! —Grité al momento de empezar a correr con todas mis ganas. —¿Qué fue eso?
Me encontraba con energías renovadas gracias a que el ángel me cuido esa misma noche, y las aproveché únicamente para correr todo el tiempo que me fuera posible hasta dar con una salida. Volví a sentir aquella presencia que me perseguía, pero esta vez de un modo mucho más intenso, los berridos y aullidos de bestia tampoco cesaban, no sabía muy bien de donde venía pero creo que los hacía el mismo ser que me seguía
Tal y como decía el diario del muerto, yo también estaba empezando a sentir aquel aliento gélido en mi nunca, presentía que iba a morir en cualquier momento, lo tenía justo en mis talones, si me giraba seguro que me sorprendería y me aniquilaría, no quería parar de correr pero… no me quedo más remedio que frenar en seco. La fiera que había estado rugiendo durante todo este tiempo, la tenía justo en frente ahora, se lucía imponente y temible sobre la nieve. Era un ser grande, con unos ojos rojos incandescentes, se mantenía sobre sus cuatro afiladas zarpas y era de color gris, pero de su cabeza nacía una capa de pelo largo y oscuro que le recorría toda la espalda hasta llegar a la cola, sus patas también eran negras. Aquella cosa era un enorme mightyena que parecía mirarme furioso.
—Eres enorme…— Susurré impotente y asustado.
Aquella bestia empezó a acercarse a mí, y de un salto se abalanzó en mi dirección, Quise cerrar los ojos para no presenciar el momento en el que me alcanzará con sus dientes, pero decidí mantenerlos abiertos al notar que había brincado demasiado alto como para morderme siquiera la cabeza… cuando quise darme cuenta me estaba sobrevolando
—¿Qué?— Sorprendido y anonadado, decidí girarme para ver a donde había ido.
Ahí lo vi, a pocos metros de mí, zarandeando con sus fauces a un extraño ser que al parecer tenía justo a mis espaldas… ¡No puede ser! Ese ser que tenía en la boca... ¡Era el espectro! Aquella criatura vestía una especie de túnica blanca, tenía dos cuernos de hielo y de su cabeza sobresalían dos brazos largos… el espectro era un froslass, era el causante de la nieve y de las muertes. Cuando quise fijarme mejor en su verdugo, el mightyena, observé que tenía algo alrededor del cuello, era una bufanda oscura, la misma que yo le había puesto al poochyena que ayude la noche anterior.
—No puede ser, eres tú...
Mightyena me miró satisfecho, con el morro lleno de sangre, luego se fue corriendo y desapareció del lugar con el froslass entre los dientes, muerto. Me había devuelto el favor y había acabado con el ser que casi lo mató de frío. Supongo que a veces la venganza puede llegar a ser algo atroz, pero no le puedo estar más agradecido.
La nieve empezó a fundirse como si fuera por arte de magia, el causante ya no estaba allí para mantenerla. En el suelo se hizo visible un sendero de piedra que antes estaba cubierto, era el camino para llegar al pueblo, al fin lo había encontrado... Al fin

´´A veces la venganza puede llegar a convertirte en un monstruo, la ira te ciega y podrías no darte cuenta de lo que eres capaz de hacer. Ten cuidado con eso, la venganza no es una salida, es un juego que invento el demonio para burlarse de nosotros.´´
Por Darío R. Grótesla, con las mejores intenciones de que aprendas a manejar tus emociones.

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Lista de los Pokemon mencionados o que han aparecido hasta ahora.

Buenaas, vengo a comentar, llego tarde pero me daba pereza hacerlo

Me encanta esta historia, como siempre
Nunca baja de nivel, y tiene mucho suspense, te mantiene siempre en vilo
La ortografia esta muy bien, no tienes faltas visibles (creo)
Espero con impaciencia el próximo capitulo