Para mi gran amigo:

Sé que antes hablábamos más; sé que te veo poco y suele ser por ooVoo (muy, muy pocas veces); pero cuando me enteré de que tenía que escribirle una carta a alguien contándole mis últimos 10 días ese alguien tenías que ser tú.

Primero que todo, sé que eres ateo y sé que no por ello mala persona, pues eres incluso mejor que yo; sé que no me consideras un gran creyente: no voy a misa los domingos, y no agradezco todo lo que hago a Dios pues me gusta más pensar que es gracias a mi esfuerzo por lo que consigo las cosas; pero aun así creo.

Gracias a este camino, el cual me recuerdan continuamente, pues es verdad, que no es solo físico, he conocido a varias de las mejores personas que nadie podría conocer jamás.

No creo en el destino, y sí en las casualidades, pero doy gracias a Dios por crear esas casualidades. Por no obligarme a apuntarme a esto sino darme la opción a decidirlo por mi cuenta. Me alegro tanto de haber venido que necesito en mi infinito egoísmo por sentirme bien darle las gracias a alguien.

Recuerdo la catedral de Santiago como la primera vez que conversé con Él, no sé si la última, pero querría que mi próxima conversación de tal calibre fuese contigo.

Doy gracias al Señor por conocerte; doy gracias al señor porque en este camino he aprendido que puedo dar gracias libremente: ninguna fuerza me ata.

Doy gracias por la gente que ya conocía y ha venido conmigo a esto, y a la que desde la comodidad de sus hogares me han preguntado todos los días si me encontraba bien. Doy gracias a mis padres porque desde Gijón en estos días me han demostrado demasiado, y pido perdón porque aun no saben lo mucho que les quiero.

Doy gracias por Nuria, y por ti, pero ya te lo he dicho. Ella se merece toda la felicidad existente y yo el estar ahí para aburrirla. Doy gracias porque cada tristeza que pasamos se convierte en dos alegrías.

Doy gracias, y esto sí a sido desde que me puse por primera ve el macuto, o así llaman los de fuera de Asturias a la mochila, por la gente que me queda por conocer.

Solo necesitaba contarte lo que para mi significan una mesa, una silla, un colchón o un amigo. Cosas que siempre tendrás y ahora apreciaré para siempre gracias a todo lo vivido, y entre todo lo vivido quedas incluido.

Espero con ansias noviembre.