“Se dice que la locura es el rechazo a la realidad, lo que hace que nuestra mente vea lo que no hay y, por tanto, que perdamos la cabeza.”
Y ahí estaba ella, sentada bajo su árbol, ignorando al mundo. Su expresión nunca cambiaba, siempre con una mirada vacía y cansada, como si de un fantasma se tratara.
Ella siempre llevaba el mismo vestido blanco desde “aquel día” en el que ella aseguraba haber perdido algo a lo que llamaba felicidad. Aquel día cambió su vida por completo; ella era alegre, sonriente y tenía luz en sus ojos, se reía de la muerte y le hacía frente. También era una joven con carácter, pues nadie le plantaba cara para no entablar discusión con ella.
Pero, aquel día, ella perdió su fuerza, presenció la muerte. Desde entonces, le teme a la muerte, se protege, se esconde. Se aísla del mundo.
Todos la echan de menos. Intentan animarla, pero ella siempre acaba recordando, y llora. Llora todas las noches escondiendo su cabeza bajo la almohada para que nadie la escuche. Quiere estar sola, teme volver a perder cualquier cosa que le otorgue tan sólo un poco de felicidad. En su interior ya no hay más que un vacío inmenso de lo que antes había sido alegría y sentimientos; pero ahora, el único sentimiento que la define es la tristeza.

Estoy buscando a alguien a quien no conozco, pero sé que esa persona también me está buscando a mí. Ni siquiera tengo ninguna pista de cómo es ni de dónde puede estar; hasta podría no existir, pero yo le busco. Cuando encuentre a esa persona, podré decir que soy una persona completa, y así poder ser feliz.
Igual es por eso que tanto le busco, para ser feliz. Es posible que, cuando le encuentre, no sea feliz del todo, pues nadie se siente nunca completo. Aún así, quiero intentarlo. Quiero encontrar a ese alguien que me complemente y sea complementado por mí, haciéndome sentir útil a alguien y sabiendo que alguien dependerá de mí.
No sigo ningún camino, porque sé que lo ha hecho otra persona y me llevará a alguien que no me corresponderá. Yo hago mi propio camino, a la vez que lo voy borrando para no poder echarme atrás. ¿Qué sentido tendría haber caminado tanto para luego volver con las manos vacías? Ninguno.
También me pregunto, si él me encontrará a mí o yo le encontraré a él; aunque no le doy importancia, pues sólo quiero que nos encontremos de una vez. Intento no caer durante mi trayecto, pero hay muchos obstáculos, quizá demasiados. No debo rendirme, él me está esperando tanto como yo le espero a él, y seguro que también está luchando por deshacerse de los obstáculos de su camino. Tampoco me he parado a descansar, sólo me centro en continuar. Quizá estoy pasando por alto muchas cosas importantes de mi vida, pero tengo tantas ganas de encontrarnos que no puedo pensar en otra cosa. ¿Y si no existe y estoy desperdiciando mi vida?