osk a todos por seguir la historia (?) Hoy he decidido retomar la historia ya que no estoy tan ajetreado y me ha venido la inspiración. Una actu cortilla, así que no se hará pesada c:
El sonido de las sirenas se acerca al desértico centro de la Plaza de la Libertad donde solo queda sangre, cuerpos y agujeros de bala. Contemplo el misterioso colgante plateado con forma de jaula para aves. ¿Quiénes eran esos tipos? O mejor dicho, ¿quién era esa tal Sarah? Está claro que me conoce de algo, y en realidad a mí también me suena su cara. Esos ojos azules, brillantes y a la vez oscuros, unos ojos expresivos que esconden secretos… Claro que la conozco. Pero por mucho que intente recordarlo, no sé de qué.
Dejo todos los pensamientos que me incordian a un lado y pienso en irme de aquí, saltar la grieta y desentenderme de todo lo que ocurre en este extraño lugar. Me encantaría volver a casa con Elizabeth, pero aún así sé que no puedo. Haré todo lo posible para que mi estancia aquí sea tranquila y cómoda, dentro de lo que cabe.
Además, ¿de verdad soy capaz de irme con tantas dudas en la mente? No, antes tengo unos asuntos que terminar aquí.
La idea de irme de esta plaza y dejar la escena atrás me tienta, pero antes de intentarlo veo un sobre negro a mis pies. Lo cojo y lo giro entre los dedos, en la parte de atrás veo un dibujo del perfil de un águila de color rojo y en tinta escarlata está escrito “Mike Willow” con caligrafía cuidada. Lo abro con impaciencia y encuentro una carta, una foto, un par de llaves, un papel más pequeño que contiene una lista de órdenes y una hoja llena de símbolos seguidos de letras. Cojo la carta y veo que está escrita en código y al compararla con la hoja de símbolos puedo ir traduciendo el mensaje:
“En breves, la policía te tendrá rodeada y no tienes ningún modo de escapar de ahí; todas las salidas de la plaza están bloqueadas y se ha desalojado a cada una de las personas que se encontraban en la plaza cuando el tiroteo comenzó. Esto ya estaba pensado, no hay porque preocuparse.
Se te detendrá y te llevaran a la cárcel de la nación, para ser exactos a la celda 917. Llegaremos alrededor de las 18:00 de la tarde a buscarte, recuerda realizar la lista de objetivos adjuntada en este sobre exactamente a las 16:15. Deshazte de la hoja del código al acabar. Los guardias realizaran un interrogatorio a las 17:00, pero recuerda:
No les respondas, no les escuches. Espéranos pacientemente.”
Guardo el papel en su envoltorio. Genial, solo me faltaba ir a la cárcel. ¿Por qué debería seguir lo que dice la carta? Aún estoy a tiempo de irme de aquí por mucho que esto diga lo contrario.
Me giro en derredor para ver por dónde salir y lo primero que veo es a un guardia apuntándome con la pistola, con mano temblorosa. A lo lejos veo a más policías que se acercan hacia nosotros, pero la plaza es tan grande que parecen unas pequeñas hormigas.
—No te muevas –balbucea, y sus ojos miedosos solo delatan aún más su terror. Rebosa inexperiencia por los cuatro costados.
Intento no resoplar de frustración. Guardo el sobre y alzo las manos; espero que quien haya escrito esa carta también haya pensado en la posibilidad de que una simple bala entre ceja y ceja podría acabar con todo plan existente.
—¡Quédate quieto! No… no dudaré en dispararte si te mueves un milímetro.
—No tenía pensado ir muy lejos.
—Pues mejor –la pistola se le cae al suelo y él suelta un grito nervioso. Se agacha a recogerla y en unas milésimas está apuntándome con la pistola otra vez. O al menos eso intenta–. No intentes huir.
—Ya te he dicho que no había planeado largarme. Yo siempre respeto la ley.
—¿Cómo que respetar la ley? ¿Quién ha matado a todas esas personas inocentes? Has sido tú, ¿verdad?
—¿Ves que lleve algún arma encima?
El aterrado policía me rodea con la pistola en alto y comprobando cada palmo de mi cuerpo. Al acabar, no muy convencido responde:
—Te habrás deshecho de ella en alguna parte…
—Sí, en el agujero negro que hay en medio de esta plaza desértica –le respondo sarcástico.
—Te crees muy gracioso, ¿eh? La gente como tú me repugna.
—Solo digo lo que pienso sin mediar las palabras, no veo que tiene de malo.
El guardia abre la boca, pero al ver a los otros guardias que se acercan a mí a paso rápido, solo esboza una sonrisa de triunfo y me mira con ojos desafiantes. Me esposan los brazos y me llevan a rastras hacia un coche. No opongo resistencia y noto que estoy demasiado tranquilo, más de lo que debería. Creo que estoy confiando demasiado en esa carta de tinta roja.
Bye ~