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NotaPublicado: 26/Ene/2014, 19:33 
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Registrado: 05/Ene/2014, 02:49
Ubicación: Mi cuarto, un lugar desordenado.
¡Bien!
No te preocupes si te da pereza en contestar y tal y cual. Yo ando muy liado con mis asuntos (Todos en estas fechas estamos liados) y creo que no encontraría tiempo para continuar mi historia día a día. Pero aquí vengo con el siguiente capítulo, el cuatro.

De nuevo quiero aclarar que tengo intención de dar punto y final a esta obra, es decir, que no la voy a abandonar y que ningún cabo estará suelto cuando esto acabe.

comencemos (con la primera parte, como no....)

Capítulo 4: Tobías el payaso.

Aquella noche el único sonido que se escuchaba eran el de las polillas que revoloteaban y chocaban contra el cristal de las farolas eléctricas, porque las pisadas de aquel payaso eran inaudibles, silenciosas, como si fuera un fantasma rondando las calles del pueblo. Yo le observaba tras los muros de un callejón, mirando como cada vez estaba más cerca de mi posición, después de todo lo que escuche sobre aquel payaso el miedo y las ganas de correr no hacían más que aumentar, pero temía que me escuchara y me alcanzara… pues el aun no me había visto.
— ¡Échate para atrás!— Le susurré —Nos va a descubrir por tu culpa, brillas demasiado.

Hace ocho horas….

Había conseguido llegar a pueblo Órquero, el pueblo que se encontraba a las afueras de la montaña. Encontré el museo donde habían robado el grimorio que me mencionó el policía y me informe por el dueño de todo lo que se sabía, sus respuestas me dejaron algo atónito, resulta que el payaso no es ningún desconocido para nadie, todo el mundo conoce al ladrón, lo apodan Tobías y es un criminal de una celebridad escalofriante, ágil, frío, inteligente, silencioso, letal… Mundialmente conocido por ser el terror de las antigüedades con leyendas mágicas, como el grimorio del museo, aquel grimorio por cierto se llamaba Venoturium, el libro de la corrupción. También me hablaron un poco del Venoturium, se sabe de él lo que se menciona en los textos arcaicos, un libro con un poder que no debería de estar a disposición de cualquier mortal, con una capacidad desmesurada para traer al mundo el caos y la discordia que se encierra en los infiernos… Pero a día de hoy nadie ha sido capaz de entender ni descifrar el lenguaje del libro, las personas opinan simplemente que es un libro normal con una leyenda decorada basada en las creencias de la época.
Al salir del museo vi que ya empezaba a anochecer, el cielo estaba anaranjado y oscuro y las primeras luces de las estrellas ya relucían levemente. Tenía dinero de sobra para alquilarme una habitación en algún hotel pordiosero que me encontrara, así que me puse andar hasta dar con uno, y me encontré con varios pero… ninguno estuvo dispuesto a darme hospedaje.
—¿Pero por qué no? Tengo dinero de sobra—Le dije al dueño de uno de los hoteles.
—Las cosas andan un poco revueltas desde que Tobías robó en el museo… Ya sabes que nadie conoce el verdadero rostro de ese criminal. Hasta que pase un tiempo no pienso hospedar a nadie que pueda tratarse de Tobías.
—¡Pero es ridículo! ¡No soy Tobías! Además… ¿para que se iba a quedar en el pueblo? ¿No ha robado ya?
—¡No lo sé, muchacho! Solo sé... lo que se comenta, que Tobías aun no se ha ido del pueblo, que sigue aquí.
—¿Qué? —Pregunté sorprendido.
—Dicen que aun sigue en el pueblo… solo aparece por la noche. Al parecer algunos lo han visto merodeando.
—¿Y qué es lo que hace?
El hotelero se me quedo mirando durante un rato, parecía que intentaba buscar una respuesta pero… se ve que no encontró una en condiciones.
—Solo ronda las calles… de un lado para otro…
La verdad es que solo de imaginarme la escena me entró escalofríos, un payaso con el rostro oculto tras una máscara paseándose por las calles a oscuras, deseaba no ser yo el que se encontrara con él cara a cara. Me tuve que ir de allí y seguir buscando otro sitio donde dormir, pero me temía que aquella noche iba a pasarla en la calle encima de un banco.
Los pueblerinos no perdieron el tiempo en regresar a sus casas, ya era de noche y en pocos minutos me convertí en la única persona que merodeaba por el lugar. Todo se volvió silencioso, solo se escuchaban a las polillas revolotear alrededor de las farolas.
Decidí refugiarme en un callejón para que las paredes bloquearan un poco el viento frío de la noche, allí me tiré en unos cartones que encontré y me quede profundamente dormido.
Las horas fueron pasando y la luna ya se mostraba esplendorosa en el cielo, totalmente completa como si se tratara de la corona de la noche. Algo me despertó, una luz, era una luz cálida que tenía que tener justamente en mi cara, abrí los ojos con dificultad debido al intenso brillo que penetraba en mis pupilas abiertas, cuando me acostumbré a la luz pude por fin saber de dónde provenía, justo en frente de mí había una lagartija bípeda de color naranja con la cola encendida en llamas ¿Que hacía un charmander ahí? Me miraba embozando una juguetona sonrisa, cuando vio que me había despertado empezó a correr en círculos mientras gritaba una y otra vez el inicio de su nombre ´´¡Char, char!´´ La verdad es que me quede un poco atónito al ver a la cría de un dragón en frente de mí, pero me hizo un poco de gracia.
—¿Que hace un bicho como tu aquí? — Le pregunté curioso.
Estas criaturas suelen habitar en las montañas donde aprieta el calor, no en las ciudades ni en los pueblos. Sospeché que tal vez se habría escapado de algún circo o de un cazador furtivo, estas criaturas pueden llegar a ser realmente caras. Al verle me acordé de Haakon, a él le gustaban los dragones… ¿Cómo estará Haakon ahora? La verdad es que le echo de menos, ojala se encuentre bien. De repente un escalofrío me distrajo de mis pensamientos, un escalofrío que nació en mi espina dorsal y me recorrió como un calambre todo el cuerpo. Me levanté con cuidado y por alguna razón me dispuse a mirar al exterior del callejón… y allí lo vi, con una gabardina roja y amarilla que arrastraba por el suelo, con ese sombrero de arlequín y esa mascara blanca y negra, era Tobías y se estaba acercando a mí, no quería que me viera, pero charmander en ese momento se arrimó a mi lado.
—¡Échate para atrás— Le susurré —Nos va a descubrir por tu culpa, brillas demasiado.
Pero era aun una cría y parecía no entenderme en absoluto, solo se agarró a mi pierna y trepó hasta mi espalda.
Cada vez estaba más cerca, decidí meter la cabeza de nuevo dentro del callejón, tenía miedo de ponerme a correr por si me descubría por el ruido de mis pisadas, pero en ese momento… algo me cogió del brazo, mire asustado temiéndome que fuera él, pero por suerte no lo era, quien me había agarrado era una chica joven, de más o menos mi edad, de dieciocho a veinte años, sus ojos verdes eran más hermosos con la llama de charmander iluminándonos, pero su pelo era tan oscuro que ni el fuego le daba una tonalidad más clara.
—¿Tienes miedo? —Me dijo con una voz preocupada y agitada
—Muchísimo…
—Sí, deberías de tener miedo, pero intenta mantener la calma. Tobías nunca haría daño a nadie, pero eso que viene para acá no es Tobías… ni siquiera es humano, vámonos.

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Última edición por Darío R.G el 28/Ene/2014, 20:58, editado 2 veces en total

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NotaPublicado: 26/Ene/2014, 20:56 
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Registrado: 02/Mar/2013, 13:41
Ubicación: Sinceramente, no lo sé.
Muy buena historia, sin duda.
Me la acabo de leer de un tirón y estoy muy satisfecho,porque es una bonita historia que merece la pena leerla.
Estoy en la intriga de que pasará con esa chica y con ese "No humano".Además, a ver si vemos cual era el nombre (Que yo ya tengo pensado el que será...)
Ánimo, sigue con la historia.Ya tienes un lector más. ;)


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NotaPublicado: 27/Ene/2014, 20:34 
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Registrado: 05/Sep/2013, 14:44
Ubicación: Mirando al techo
Darío R. Grótesla escribió:
¡Bien!
No te preocupes si te da pereza en contestar y tal y cual. Yo ando muy liado con mis asuntos (Todos en estas fechas estamos liados) y creo que no encontraría tiempo para continuar mi historia día a día. Pero aquí vengo con el siguiente capítulo, el cuatro.

De nuevo quiero aclarar que tengo intención de dar punto y final a esta obra, es decir, que no la voy a abandonar y que ningún cavo estará suelto cuando esto acabe.


:-] sabia que lo entenderias, estoy muy liada con examenes y el poco tiempo que uso el ordenador no hago mucho. Llevabas tanto tiempo sin subir capitulo que ya he perdido el hilo de la historia
Me encanta esta historia, es muy buena y tienes mucho talento para escribir. Cada vez es mucho mas interesante y adictiva. Me he leido el capitulo escuchando la cancion So Legit de Lana Del Rey y le ha dado un toque mas misterioso, aunque el tema de la cancion no tenga demasiado que ver ¬¬
Esperemos que cada vez puedas subir capítulos con un poco mas de frecuencia (que conste que no te obligo, eh?)
Sigue asi!! :-]

P.D. cabo va con B

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NotaPublicado: 28/Ene/2014, 19:52 
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Registrado: 05/Ene/2014, 02:49
Ubicación: Mi cuarto, un lugar desordenado.
¡Gracias a los dos! Me alegra de que os guste la historia.
Bien, esta vez traigo la segunda parte del capítulo 4, pero no es la última. El capítulo cuatro no se ha acabado aun.

Segunda parte del capitulo 4: Tobías el payaso.

Aquella chica, tras escabullirnos en silencio del lugar, me llevó a su casa. Estaba claro que vivía sola, su piso estaba completamente desordenado, había folios tirados en el suelo, disco de vinillo esparcidos por ahí y calcetines desparejados colgando de las sillas del comedor, era un desastre de hogar.
—¿Vives aquí? —Pregunté mientras contemplaba el caos.
—Sí, esta es mi… puedes llamarlo base de operaciones.
—Base de operaciones… Bien.
—Si no te gusta puedes irte.
—¡No, no! No se esta tan mal.
—¡Es broma! ya sé que está todo un poco desordenado, pero tengo tantas cosas que hacer al día que no me da tiempo a ponerme a organizar esto. Por cierto… —Dijo contemplando atentamente mi hombro —¿De dóndes has sacado esa cosa naranja? Se le está quemando el rabo.
Se me había olvidado por completo de que tenía a charmander agarrado a la espalda, lo cogí con las manos y me lo puse en frente.
—¿Esto?... Es un charmander, una cría de dragón. Me lo encontré en el mismo lugar donde me encontraste tú. Supongo que ha decidido seguirme.
—¡Una cría de dragón! Nunca había visto un dragón… —Respondió quedándose embobada mientras lo miraba. —Pero es normal que le arda el rabo ¿no?
—Si…
—Por cierto, mi nombre es Caroline ¿Cuál es el tuyo?
Temía que llegara a realizar la pregunta, me siento incomodo yendo a casas ajenas y diciendo que padezco de amnesia.
—Verás yo… Es raro de explicar pero resulta que…
—Que no te acuerdas de nada, ni de tu nombre—Interrumpió Caroline clavando fijamente su mirada en mis pupilas
Me sorprendí muchísimo cuando se anticipó a mi comentario, tanto que durante unos segundos no pude ni hablar, solo le mantenía la mirada con los ojos abiertos como platos.
—¿Cómo sabías qué…?
—Lo he intuido. Cuando te hice la pregunta te quedaste observando al suelo unos segundos, eso es que intentabas buscar una respuesta ¿Pero qué respuesta iba a ser más obvia que decir tu nombre? Entonces imagine que tal vez no te acordabas de él y buscabas una explicación para justificarlo. El hecho de no acordarte de algo tan tuyo como tu nombre ya me lleva a deducir que simplemente… sufres de amnesia, y no te acuerdas de casi nada.
Me dejo impresionado. No me imaginaba que tuviera esa habilidad para deducir, aunque bueno, pudo ser simplemente cuestión de suerte. Tengo que admitir que la primera impresión que me dio esta chica, solo por ver su casa, era la de alguien despreocupada, despistada y desordenada, pero supongo que esto luego no tiene nada que ver con lo demás.
—Por cierto, Caroline… Antes, cuando me encontraste en el callejón dijiste que aquél que se acercaba no era Tobías, ni tampoco humano… ¿Me explicas un poco que es lo que ocurre?
Caroline se acercó a la ventana de su piso y cerró las persianas, luego se dirigió a una habitación donde ella tenía establecido su sala de estudio y me hizo un gesto para acompañarla. Cuando entré no pude evitar abrir los ojos como platos al ver las paredes del lugar, que estaban forradas con un montón de cosas donde se reflejaba o se mencionaba al payaso Tobías, hojas de periódicos, carteles de se busca, dibujos… entre otros documentos. Me dio la impresión de que Caroline tenía una extraña obsesión con él.
Caroline se sentó en la silla de su escritorio, y mirando al techo empezó a sonreír, por alguna razón acabó sonrojándose. Parece que estaba recordando una historia, enseguida me enteré de que se trataba.
— Hace dos años, yo volvía de camino a mi antigua casa, era muy de noche y acababa de terminar las clases. La ruta que hacía todos los días siempre había sido segura… menos aquel día. Me encontré con tres señores, y uno de ellos llevaba amarrado una fiera oscura con cuernos en la cabeza y la cola acabada en una flecha, a mi me dio mucho miedo.
—¿Te refieres a un Houndoom?
—¿Se llaman así? No lo sé. El caso es que me acorralaron buscando de mí algo que ha día de hoy sigo sin entender, ellos dijeron que necesitaban mi alma.
—¿Tu alma? Pero… ¿En qué sentido? No querrían hacerte…
— No, para nada… hablaban en el sentido literal, ellos querían arrancarme el alma. Pero cuando creía que estaba perdida, que iba a morir esa misma noche, de entre las sombras apareció un héroe que vino a socorrerme, además venía acompañado de un ser mágico, Bloquearon en un momento a los tres hombres y espantaron a la bestia que les acompañaba. Nunca le vi el rostro, pero me enamoré perdidamente de él, se acabó convirtiendo en mi obsesión. Si… el héroe del que te hablo es Tobías, el payaso criminal. Aunque por aquel entonces no era muy conocido, fue al año siguiente cuando empezó a volverse una celebridad del crimen.
—¿Por eso sabías que ese no era el verdadero Tobías? ¿Por qué tú le habías visto de cerca? —Le pregunté
—No… Nuestro cerebro suele prestar atención por lo general a los rasgos que más nos llaman la atención. Tú estabas tan asustado de ver como Tobías se acercaba que te le quedaste mirando únicamente a la máscara ¿Por qué? Porque es su sonrisilla macabra lo que más miedo te daba, tu mente se bloquea únicamente en esa máscara y no se percata de lo que era más perturbador todavía, y es que los pies de ese ´´Tobías´´—Dijo entrecomillas— Estaban sobrevolando el suelo, y los humanos no levitan.
Y el silencio reinó durante unos segundos, parecía que Caroline quería dejarme tiempo para digerir eso último que dijo. Si no era Tobías… ¿Quién era? ¿Un fantasma que toma su forma? ¿Una ilusión? De pronto su voz, esta vez con un tono un poco más preocupado, volvió a hablarme.
—¡Oye!... ¿No tenías a la cría de dragón esa en la espalda? ¿Dónde está?
Tenía razón, ya no colgaba de mi espalda, miré por todos lados pero no se encontraba en aquella habitación. Salimos inmediatamente al recibidor de la casa y allí encontramos al charmander, Estaba en frente de la puerta principal, en una posición agresiva y rugiéndole a la misma. Con cuidado me acerqué a él y lo cogí de nuevo en brazos, luego miré a través de la mirilla para ver si había algo tras la puerta. Me giré con cautela, alejándome varios pasos de la puerta. Caroline al verme el rostro lo entendió todo
—Nos ha seguido hasta aquí… ¿Verdad?

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Última edición por Darío R.G el 28/Ene/2014, 20:57, editado 1 vez en total

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NotaPublicado: 28/Ene/2014, 20:41 
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vecina swiftie
Vecino Honorífico

Registrado: 05/Sep/2013, 14:44
Ubicación: Mirando al techo
:o no me esperaba una continuación tan rápida :o
bueno, en todo caso esta bien, y la ortografía ya ha mejorado muchisimo
Hay un detalle que me llama la atencion, y es que ¿como se llama la chica? porque a veces dice Caroline y otras Carolina. Me ha recordado a una amiga a la que llamamos Caroline, porque se parece a la chica de la peli Los Mundos de Coraline.

En todo caso está genil, me gusta muchisimo y la trama no naja de nivel, al contrario siempre sube
Esperaré con impaciencia el proximo capítulo :-]

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NotaPublicado: 28/Ene/2014, 20:51 
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Vecino Nuevo
Vecino Nuevo
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Registrado: 05/Ene/2014, 02:49
Ubicación: Mi cuarto, un lugar desordenado.
¡porras, que descuido mas tonto por mi parte!
la chica se llama Caroline, en seguida lo edito.
me avisé a mi mismo sobre este problema... ´´Tío... ¿te vas a confundir de nombre? ¡No, yo controlo! ¿Seguro? ¡Que sí, que sí!´´ (yo, discutiendo con mi subconsciente)
Gracias por avisarme. Lamento mucho el error.

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NotaPublicado: 06/Feb/2014, 20:50 
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Vecino Honorífico
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Registrado: 30/Ago/2012, 11:17
Ubicación: Colourworld♥~
¿Hablando con tu subconsciente? ¿Es que la gente se ha vuelto loca? O.O (????) Okya.

Bueno... me encanta la historia, me la acabo de leer, y por lo que he visto, creo (CREO) que no tienes ninguna falta :3
En serio, muy bonita y completa.
Sigue porfi! c:

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NotaPublicado: 07/Feb/2014, 19:08 
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Vecino Nuevo
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Registrado: 05/Ene/2014, 02:49
Ubicación: Mi cuarto, un lugar desordenado.
¡De acuerdo, pues aquí está la continuación y el fin del capítulo cuatro!
Ya cada vez queda menos para que la historia se acabe (es evidente) pero creo que aún queda bastante para ello, y digo creo porqué como dije miles de veces, no sé cuantos capítulos llevará todo el desarrollo.

En fin, sin más dilación os dejo la última parte del capítulo.

Fin del capitulo 4: Tobías el payaso

Cuando vi la tétrica sonrisa de su máscara asomando por la mirilla, sentí de nuevo ese escalofrió de puro terror. Caroline sabía lo que yo había visto, comprendió que nos había seguido hasta su casa en silencio, y rápidamente se fue a la cocina a empuñar un cuchillo.
—No es Tobías, lo sé. —Me volvió a repetir.
—¿Vas a clavarle el cuchillo?
—Sí. No me preguntes como lo sé, pero estoy segura de que esa cosa es mala.
Unos portazos empezaron a sonar en la puerta, cada vez más fuerte. Caroline se asusto tanto que se le cayó el cuchillo al suelo, luego se sentó contra la pared y se aferró atemorizada a sus piernas.
—¡Caroline! —Grite preocupado al verla
—Nunca… Nunca he tenido el valor para enfrentarme a los problemas de cara.
Los portazos seguían sonando, la puerta temblaba más con cada golpe, en cualquier momento iba a caer destrozada. Ella parecía tan asustada que me pareció inútil intentar hablar con ella, no era la única, pero yo podía mantener aun la compostura. Cogí el cuchillo que se había caído al suelo y lo sujete fuerte con las manos, esperando el momento oportuno. Los continuos golpes eran ahora atronadores.
—¡Que se vaya! —Gritó. —¡Haz que se vaya de mi casa!
Me di cuenta de que Caroline estaba rozando la histeria, me ponía nervioso, hacía que me temblaran las manos. Charmander había ido corriendo a refugiarse en sus regazos, y ella lo agarró fuerte como si fuera un peluche. Estaba solo. Justo en ese momento, la puerta cayó al suelo, me giré y lo vi, parecía envuelto en un aura de pura malicia. Ella tenía razón, él estaba levitando en el aire, no usaba las piernas para andar. Cerré los ojos, empuñé tan fuerte el cuchillo que las manos se me entumecieron, y ciego fui corriendo a clavárselo. Lo noté, había penetrado, le había atravesado alguna parte del cuerpo, abrí los ojos lentamente y vi que había acertado en el entrecejo.
Describir aquel silencio no es nada complicado, el silencio que nació cuando le apuñalé, era pura ausencia de sonido, ni la calle, ni los gritos de Caroline, ni siquiera se escuchaba mí respirar. Caroline alzó un poco la vista, para ver sorprendida la escena, se levantó con dificultad, con charmander en brazos. Atemorizada me dijo…
—¡Corre!
—¿Corre?
Un estallido de humo morado salió del interior de de su máscara, tan fuerte que me lanzó volando a los pies de Caroline, pero estaba bien. El piso quedó hecho un desastre, no veíamos nada más que el color morado y solo escuchábamos el toser del otro. Cuando todo el desastre pasó y por fin podíamos volver a ver, observamos sorprendidos la criatura que se escondía tras la ilusión de Tobías.
—¿Qué demonios es eso? — Preguntó Caroline.
—¿Eso?... Eso es un Chandelure.
Estaba ahí, flotando en mitad de la habitación, ondeando sus oscuras extremidades como si fueran tentáculos. Me miraba a mí, con sus grotescos ojos amarillos. Yo estaba paralizado completamente, estaba tendido en el suelo y no me podía mover. Sé que Caroline me estaba gritando algo en aquellos momentos, pero no podía oírla, una chirriante voz sonaba fuerte en mi cabeza, una voz que casi no entendía, pero sé que era de aquel chandelure, usando algún tipo de telepatía conmigo, solo puede comprender algunas palabras ´´Condénate… sé parte de… propósito… final… No puedes, resistirte…´´ Cuando quise darme cuenta me había desmayado.

—¿Dónde estoy?
—¿Me oyes? —Dijo una voz de hombre.
—Sí … ¿Dónde estoy?
—No hables, intenta solamente abrir los ojos.
Con mucha dificultad, fui abriéndolos. Justo delante de mí tenía a un hombre luciendo una gran bata blanca, era un médico. Detrás de él estaba Caroline y charmander, ella estaba llorando.
—¿Qué ha pasado?
—Has estado a punto de morir— Me dijo Caroline. —De no haber sido por la policía, no estarías aquí ahora.
—¿Qué?
—Una criatura te estaba absorbiendo el alma—Me aclaró aquel medico. —Un agente que vivía en el mismo edificio donde os encontrabais, y bueno, os encontráis, oyó una explosión, fue corriendo con una pistola y espantó a aquel ser.
Me di cuenta de que seguía estando en la casa de Caroline, pero tumbado en su cama. Por la puerta entreabierta podía ver a un monto de agentes de seguridad rodando e investigando la casa.
Aun estaba terriblemente cansado, agotado, me sentía como si me hubieran dado un balonazo en la cara con todas las fuerza, pero estaba feliz de seguir vivo. Tenía muchas ganas de darle las gracias al agente que me salvo la vida.
—¿Dónde está? —Pregunte —¿Dónde está el policía que espanto al chandelure?
—Se fue—Me respondió Caroline — Cuando llegaron los demás policías él dijo que tenía que irse. Bueno, ella.
—¿Ella?
—Era una mujer…
—¿No le preguntaste su nombre o algo?
—La verdad es que estaba más preocupada por ti que por el nombre de aquella mujer.
—Al menos dime como era.
—Bueno… la cara no se le veía porque tenía un sombrero y unas gafas de sol, llevaba una gabardina marrón y no te puedo describir nada más. ¡Bueno, sí! Tenía el pelo de color verde.

-------
Lista de los Pokemon mencionados o que han aparecido hasta ahora.
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Salamence Imagen
Gyarados Imagen
Chandelure Imagen
Poochyena -> Mightyena ImagenImagen
Froslass Imagen
Charmander Imagen
Houndoom Imagen

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NotaPublicado: 09/Feb/2014, 14:51 
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vecina swiftie
Vecino Honorífico

Registrado: 05/Sep/2013, 14:44
Ubicación: Mirando al techo
Estoy tan liada que no tengo casi tiempo de comentar, pero bueno, alla voy:
Como siempre, es todo muy asdfgh... genial *--*
cada vez me gusta mas la historia pero se agradecerian muchisimo capitulos mas largos ¬¬
Y, bueno, esque no se me ocurre nada que decir, ya conoces mi opinion sobre la historia, es tan buena que me deja sin palabras

\\ (^o^) // Quiero moar capitulos!!!!! (?)

_________________
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NotaPublicado: 09/Feb/2014, 22:26 
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Vecino Nuevo
Vecino Nuevo
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Registrado: 05/Ene/2014, 02:49
Ubicación: Mi cuarto, un lugar desordenado.
¿Capítulos largos? Son muy largos, lo que pasa es que van por partes. Pero no te preocupes que creo que te entendí a la perfección. De acuerdo, mis textos serán más largos a partir de ahora (Total, si me gusta escribir)
Bueno, como siempre esto irá por partes (Porque si no fuera por partes temería que fuera demasiado largo y cansara) Seguramente ya para el capítulo final lo haga todo en uno.

En fin ¿Qué mas decir? Pues nada
Aquí vengo con la primera parte del capítulo 5.


Primera parte del capítulo 5: Corazón Nórdico.

Ya han pasado dos semanas desde el incidente con aquel chandelure. Caroline y yo nos dimos cuenta de que perseguíamos a un mismo objetivo, por razones diferentes, pero ambos queríamos investigar más a fondo a Tobías. Ella simplemente estaba obsesionada con su héroe, pero por mi parte, él era la única posible pista que podría arrojar algo de luz a mi pasado, así que decidimos formar un equipo juntos. Caroline me puso un mote provisional, ahora no para de llamarme ´´Mister´´ a secas. También nos pareció acertado adoptar a charmander, pues estaba claro que no podíamos dejarlo a solas por ahí, le pusimos de nombre: Caldero. Ahora mismo nos encontrábamos en coche camino a Ambriego, una ciudad que da al puerto y que ya fue víctima en su momento de los robos de Tobías. Caroline era la que iba conduciendo, yo estaba de copiloto ojeando unas cosas con su portátil y Caldero se encontraba profundamente dormido en los asientos de atrás.
—Oye, Mister.
—¿Qué?...
—¿Qué andas cuchicheando en el ordenador?
—Al parecer lo último que robó Tobías fue el libro del museo de pueblo Órquero, el Venoturium. Estoy buscando información sobre el libro.
Caroline bajó la ventanilla del coche y sacó un cigarrillo de su bolsillo, sí, era fumadora, pero tampoco era compulsiva.
—¿Te importa que fume? —Dijo cuando ya había encendido el cigarrillo.
—Ya sabes que sí. No me gusta el olor del tabaco.
Resopló desilusionada y luego lanzó el cigarro por la ventana, sin siquiera apagarlo. La miré un poco confuso, tampoco quería molestarla.
—Dije que me desagradaba el olor, pero si querías fumar…
—No, no te preocupes—Respondió ella sin apartar nunca la mirada de la carretera —A ver si contigo a mi vera consigo desengancharme de esto. Por cierto… ¿Qué has encontrado sobre el Venoturium?
—Casi nada… Toda la red me ofrece un montón de teorías e información que se contradicen unas con otras. Lo único que saco en claro es que lo llaman el libro de la corrupción, pero eso ya me lo dijo el dueño del museo.
—¿Por qué crees que lo llaman así?
—Al parecer, Venoturium es una contracción de diferentes palabras propias de una lengua muerta, vendría a significar algo así como… ´´El pergamino de la ponzoña´´ lo relacionan con el veneno, de forma simbólica el veneno representa la corrupción.
—¿Y por qué dicen que es un libro de hechizos?
—Un grimorio. Al parecer en las páginas del Venoturium vienen ilustraciones que parecen reflejar hechizos para invocar… bueno, seres de otros mundos, criaturas mágicas y cosas así, pero eso es solo una teoría.
—Que interesante…
Yo continúe buscando en la red información sobre el libro, aun nos quedaba un rato por llegar, estábamos atravesando un extenso desierto, así que tenía tiempo de sobra. Me llegué a topar con un enlace que me llevaba a una fotografía de una de las páginas del libros, una página que me llamó mucho la atención, pues en ella aparecía dibujado la figura de un enorme animal con forma de serpiente marina, de color azul y con la boca abierta, de entre sus ojos nacía una corona conformada con tres picos azules, parecía que se trataba de un gyarados descomunal, pues se veía asolando una pequeña población en comparación. Alrededor de la ilustración aparecía una serie de letras o símbolos extraños que bien podrían tratarse de un conjuro, tal vez para la invocación de este monstruo. De repente sentí un peso en mi hombro, era la mano de Caroline, que acto seguido me señalo para que mirara por la ventanilla, vi que estaba atardeciendo, el sol ya estaba ocultándose en el horizonte, pero también observé a los espantapájaros del desierto, los señores del último abrazo, eran cactus vivientes, criaturas mágicas conocidas como Cacturne, que ahora se encontraban aletargados de cara al sol, con una faz sombreada que les otorgaba un aspecto aun más siniestro.
—Hay que tener cuidado—Me dijo. —A esos seres si los conozco. Son nocturnos, cuando oscurezca empezarán a perseguirnos.
—Ya, pero no hay de qué preocuparse, son muy lentos.
—Lo sé, aun así…—Decía mientras rebuscaba algo en su bolso, atendiendo todavía a la carretera. —Ponte esto.
Puso un antifaz en mi mano, de color rojo y que podía cubrirme hasta la nariz.
—Dicen que si un Cacturne de este desierto se queda con tu cara te perseguirá hasta dar contigo, da igual a donde vayas.
Supuse que eran leyendas urbanas, pues no suelen salirse del árido desierto, pero tampoco quería arriesgarme a despertarme en mitad de la noche y encontrarme a uno observándome tras la ventana, así que me puse el antifaz, al igual que ella.
Caldero se despertó al fin de su sueño, y lo primero que hizo fue plantar la cara contra el cristal de su ventanilla para contemplar el sol.
—Mister, parece que entiendes mucho de criaturas mágicas ¿no?
—Bueno, un poco. Al parecer, aunque haya perdido la memoria todavía conservo mi saber sobre ellas.
—Si lo piensas, puede ser algo obvio. Haz perdido la memoria pero evidentemente no te olvidaste ni de hablar, ni de escribir, ni de andar, porque tu amnesia parece influir en los recuerdos, como casi todos los casos de amnesia, pero no en el aprendizaje común, eso es distinto. Piensa, a lo mejor te dedicabas a algo muy relacionado con las criaturas mágicas, tal vez las estudiabas desde pequeño.
—No lo sé…
Al cavo de un rato ya había oscurecido. Ya me cansé de estar dando vueltas por toda la red, cerré el portátil y lo guarde en la guantera. Me giré para ver cómo estaba Caldero, que todavía seguía con la cara plantada contra la ventanilla, agitando sutilmente su cola, que alumbraba el coche por dentro. Volví mi rostro al frente y continúe hablando con Carolina.
—Oye…
—Dime, Mister.
—El policía que me salvo… ¿En serio tenía el pelo verde?
—Sí. ¿Por qué te iba a mentir?
Podría ser cualquier otra mujer, seguro habrá más personas que tengan el pelo de color verde, pero el hecho de que me haya salvado de la muerte… ¿Podría tratarse del ángel?
—Mister…
—¿Qué? Dime.
—¿Qué andas divagando?
—No, nada. No es nada importante. — Dije apoyando la sien sobre el cristal.
Al cabo de un par de horas y de absoluto silencio, el coche de Caroline empezó a ceder paulatinamente hasta que finalmente dejo de andar.
—¿Por qué frenas? — Le pregunté un poco inquieto.
Caldero se despegó del cristal al percibir que nos habíamos parado, mirando con curiosidad a Caroline.
—Vaya…— Dijo —No es nada, se acabó la gasolina. En el maletero de atrás tengo reservas, voy a llenar el depósito. —Acto seguido abrió la puerta, dejando que un viento gélido entrara en el coche —Caldero, sal y alúmbrame, porfi. —Caldero hizo caso y salió del coche junto a Caroline.
—¿Necesitarás ayuda?
—¡Puedo sola! —Grito desde el maletero.
Me quede solo y a oscuras en el coche, aguantando el frio y esperando a que Caroline acabara lo más pronto posible para seguir en marcha. Mientras aguardaba me quedé embobado mirando el infinito del desierto, que se fundía al horizonte con la oscuridad de la noche, tan solitario, tan silencioso… No había luna en el cielo, pero por eso él firmamento lucía impresionante sobre el abrigo nocturno, eran las estrellas lo único que alumbraba algo al desierto, eso y la cola de Caldero.
Pronto me pongo en alerta cuando percibo un extraño movimiento al fondo del paisaje, creía que se trataba de un efecto ópticos, tal vez un juego de sombras, pero mis sospechas se confirmaron al poco rato, al darme cuenta de que cada vez eran más movimientos los que veía, Enseguida llegué a la conclusión mas obvia, un grupo de Cacturnes nos estaban rodeando, y eran muy numerosos, tal vez todos lo de los alrededores.
—¡Caroline, date prisa! —Dije al momento de salir del coche.
Ella ya se había dado cuenta, intentaba llenar el depósito lo más rápido posible, pero estaba tan nerviosa que el pulso temblante le hacía perder el tiempo, pues a escasos metros del coche ya se encontraban dos Cacturnes que se nos acercaban paulatinamente. He de mencionar que la impresión que sentí al ver aquellas dos figuras cubiertas de pincho, y con aquellos ojos que amarillos brillaban en la oscuridad me hizo sentir un agobio tal que mi cuerpo por unos momentos quedo paralizado.
—Venga vamos…—Susurró ella inquieta intentando llenar de una vez el depósito, viendo como aquellos dos estaban ya a dos brazos de distancia.
Eran raros, eran más grandes de lo normal, nos sacaban a ambos dos o tres cabezas.
Caroline se petrificó cuando uno de ellos ya lo tenía prácticamente pegado, ella se le quedo mirando impotente mientras él empezó a lucir aquella macabra sonrisa característica de su especie, que parecía anunciar su trágico final. El Cacturne extendió sus espinosos brazos y se dispuso a darle un fuerte y último abrazo.
—¡No! —Grité, pudiendo al fin recobrar la movilidad de mi cuerpo.
De repente, una llamarada abofeteó al monstruo en toda la cara, tan fuerte que el Cacturne se tuvo que echar para atrás antes de que Caroline sufriera lo trágico. Me quedé sorprendido, la bola de fuego había surgido de la boca de Caldero, era la primera vez que hacía algo así.
—¡Listo! ¡Nos vamos! —Dijo al fin Caroline, cogiendo a Caldero en brazos y metiéndose dentro del coche.
Hice lo mismo sin perder el tiempo. Intentábamos arrancar el motor, girando la llave una y otra vez, pero el coche tardaba en arrancar. Mientras, podíamos notar como la sombra de los otros cientos de Cacturne se nos acercaban a nosotros, estaban a punto de rodearnos. Al fin, el rugido del motor anunció la escapada, y Caroline piso a fondo dejando atrás una intensa humareda de humo que se convirtió en el telón de nuestra fuga. Habíamos escapado por los pelos.

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