¿Alguna vez has abierto los ojos a la realidad? ¿Alguna vez te has dado cuenta de que todo lo que consigues con el tiempo desaparece? ¿Te das cuenta de que todas esas diminutas semillas que fuiste cultivando en corazones ajenos simplemente desaparecerán? Convirtiéndose en polvo, sin dejar rastro de lo que un día fuiste para esa persona. Un día, todos los buenos momentos que esa persona pasó contigo, serán relegados a la parte más oscura y abandonada de su corazón, siendo solo evocados en momentos de soledad y melancolía. Poco a poco, a medida que te vas convirtiendo en un adulto, dejas de tener tiempo para una simple llamada, un simple mensaje, para enviar una señal a esa persona que te importa, para hacérselo saber. Después de una noche entre sollozos e insomnio, te das cuenta de que lo mejor es tener la capacidad de no apegarse a las personas, de ser como dicen "una roca". Pero cuando despunta el alba, te das cuenta de que aunque sabes que eso va a acabar algún día, que aunque quizás sufras echando de menos cuando esa persona ya no este en tu mente, vas a aprovechar al máximo los momentos que te queden con ellos, antes de que esas risas y llantos que compartisteis juntos, comiencen a quedar en el olvido.
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