I: Azur.Era una mañana de Junio completamente normal. Klavye estaba igual que siempre: no demasiado bien, pero tampoco vergonzosamente mal. Los trenes pasaban por sus raíles como cada día.
Pero él venía en uno.No me esperaba la alegría que supuso para mis conciudadanos que llegase al pueblo pero para nada..., a todos les interesó que me llamase Azur, aunque yo no le di demasiada importancia e intenté camelármelos un poco con mis grandes dotes discursivas.
No tuvo demasiado efecto. Al parecer los animalillos eran más inteligentes de lo esperado...
Pero en cuanto me dejaron por fin a mi aire y pensé que encontraría la paz, un... ¿mapache? de lo más extraño comenzó a seguirme cual fangirl acosadora haciendo nacer en mí una profunda inquietud. Al parecer solo quería mi dinero (como todos).
Eso me hizo reflexionar sobre la vida, pero yo, que soy un poco suicida, me metí a explorar todos los edificios que encontré. Y claro, a mis desgracias se añadió tener que escuchar a esta chicuela tan extraña hablar de ceremonias y rituales. Tendrá una religión extraña, supongo.
Después de hacerle caso y seguir sus instrucciones me fui a pasear a mi aire, y me sorprendió mucho ver una fruta en el pueblo un poco rara, así que me la llevé para plantarla más tarde. ¡A ver si consigo muchas (aunque ni sé para qué sirven...)!
Por fin mis pasos me llevaron a la playa, pero allí también había animales molestos dispuestos a contarme sus problemas. Resulta que este marinero borrachín me propuso una adivinanza, y ya os podéis imaginar que no fue muy difícil si os digo que la respuesta era España...
Un poco más tarde el paseíllo me llevó a conocer a la cervatilla más adorable del pueblo. La ÚNICA que soporto que me hable, realmente. Los otros tienen personalidades muy hipócritas. En serio.
Y una vez pude ir a hacer algunas compras, me dediqué a repartir la INCREÍBLE suerte que he tenido estos días por ahí. Con deciros que me han dado la insignia al 50% de bichos y la insignia al 50% de peces creo que queda claro. Luego os lo enseñaré: ¡este pueblo es muy especial!
No tardé en darme cuenta que el mapache no solo quería mi dinero, si no que aún encima me adjudicaba tiendas de campaña de sus viejas excursiones QUE YO NUNCA HABÍA PEDIDO Y NO QUERÍA. Pero qué se le va a hacer, mi culpa por no tener casa. Tendré que aguantarlo a partir de ahora.
Y me fui corriendo a recoger mi DLC, porque norecuerdocómo me enteré de que podía hacerlo y... bueno, que lo puse en mi
puta tienda de campaña "residencia".
Ya tuve sueño entonces, así que como se me cerraban los ojos, me fui a dormir...
II: Amaneceres Extraños.Lo primero que hice al despertar a la mañana siguiente fue por supuesto mirar el buzón, claramente sorprendido de que aquellas cuatro tablas que se habían dignado en ponerme sostuviesen las cartas. ¡El marinerito me había mandado un recuerdo! Gracias, hombre, si me lees que sepas que puedes mandarme todos los que quieras. Ahí lo dejé entre la lona.
Vi que me llamaban alcalde y me di cuenta de que con mi empanada, el día anterior ni me había enterado de lo que se me decía
porque ni siquiera leía, así que fue corriendo a disculparme con la tal Canela por haberla vacilado (no vaya a ser que sea alguien importante ni nada). Creo que no le importó (se puso a hablarme de conchas la chucha), así que me fui de allí bastante rápido.
Con las primeras bayas que conseguí me hice un cambio de ropa así muy formal... había que dar el pego de alcalde, ¿no?
Al menos el primer día...¿Veis? Me queda tremendamente arrebatador.
También me encontré con mi amigo, que ahora recuerdo que se llama Nook, y confirmé mis sospechas: solo me quiere por el dinero.
Puta vida tete. ¡Todo es tan injusto!
Aquí me veis continuando con mis labores de alcalde (realmente como alcalde solo robo dinero de las arcas públicas mientras me voy a cazar... bueno, estas cosas, que son grandes como elefantes de Botswana), que se me dan muy bien, la verdad, aunque no estoy seguro de que se esperen que haga exactamente esto.
Luego, muerto de hambre, me encontré con que o melocotones o galletas... y obviamente escogí estas galletitas que además llevaban premio. ¡Me tocaron un cañón y una pared (que no tenía dónde poner
)!
Empezaba a atarceder cuando me encontré con que no podía ir a la zona comercial por el paso de un tren. ¿Tengo cara de que me importe la gente que va en el tren? ¡SOY EL ALCALDE DE ESTE SITIO! ¡¡APÁRTENSE!!
Decepcionado por la falta de eficacia de mis gritos, me fui a echarle una carrera a mis pisadas a la playa. Por supuesto, gané yo.
Y bueno... no preguntéis lo que estaba haciendo aquí. Normalmente soy más discreto con mis... maneras
.
Cuando todo se puso oscuro y los vecinos se fueron a la cama, empecé a extender el rumor de que Klavye era el hogar de fantasmas terribles. Lo hice a mi manera, claro.
Como nadie se inmutó, me fui a dormir.
III: De un hogar de algo más que tela y pueblos que no son Klavye pero les gustaría.Al despertar, una maravillosa sorprensa me animó a regar todas las flores por un día: ¡una viola azul! Es mi florecilla favorita, y me alegró verla en aquel pueblo en la que yo parecía ser el chicuelo más importante.
Y... también me hizo algo de ilusión tener una casa. Bueno, mucha. Venid conmigo dentro
.
Aquella mañana mi vivienda lucía tal que así:
Y de buen humor por una vez, me fui a la gran plaza a regar el árbol que parecía ser símbolo de Klavye. Mi pueblo estaba tan mono aquel día que creo que hasta le di agüita dos veces. ¡Qué buen alcalde soy!
Y llegaba el momento de salir de Klavye de una vez por todas, pues mi ya obviada sociabilidad tenía que ser mostrada al mundo sin mayor demora. Así que miré en las páginas verdes y me fui de tour con algunos amigos o lo que sean que no merecen mención porque son unos malvados todos y los tengo en la lista negra de fotos en mi despacho de alcaldía. Vamos, hombre.
De vuelta a mi pueblecito, que es el más bonito de todos por cortesía de mí mismo (y más hermoso que va a ser), me enteré de que aquella única mariposa que presenté al concurso sinsentido que estaban celebrando había ganado (no te dije yo que los animales estos son un poco parados).
Después me invitaron a dar otro paseíllo en barco, y yo, que soy un caballero de los que ya no hay, no iba a negarme. Por ejemplo, en esta foto que lo justifica, os maravillo a todos con mi fina prosa. FINA-PROSA.
Y resulta que nada más pisar Klavye me encuentro con este ser extraño de cuyo nombre siempre me olvido
Elio, que viene a darme más insignias. Que ya sé que soy majestuoso y digno de todos los honores, pero oye...
Muy cansado de tanto dar vueltas y de tanta acción en mis jornadas por el pueblo, decidí darle una pausa a aquel caos en el que se había convertido mi vida. Solo tenía clara una cosa, solo una idea brillaba como el sol en el horizonte de mis pensamientos:
¿Cómo estaría mi preciosa viola azul al día siguiente? ¿SE MARCHITARÍA? Más información en el próximo parte informativo/diario klavyeño. Si te gusta, manda una review al centro de correos/postea de nuestro pueblecito, ¡y no te olvides de decir algo con sentido! Estrella está en turno de noche.