Aviso: La historia no tiene mucho que ver con el prólogo, va a estar ambientando un año antes y va a hablar de las aventuras que viven la protagonista, sus amigos y su novio; más o menos lo que resume el título, el mítico relato, vamos. Así que todo va a ser mucho más feliz y motivador de lo que parece al principio (?)

PRÓLOGO

31 de Diciembre de 2014, dos horas para fin de año

Suspiro. Mirada al reloj. Son exactamente las 22:00 de la noche de fin de año y ella está en un vagón de metro de Madrid, sola. Sola en Noche Vieja a las 22:00. Ah, no, espera, un cambio, ahora son y uno. Bueno, es lo mismo, sola en Noche Vieja a las 22:01. Perfecto.

Otro suspiro. Y otro. Hoy no hace más que suspirar. Bloquea y desbloquea el iPhone, lo hace siempre que está aburrida. Resopla, sólo para variar. Menuda mierda de noche, menuda mierda de día, de vida...

El tren se para y entra un grupo de amigas de más o menos su edad, charlando y riendo. Van muy arregladas, todas maquilladas y con vestidos caros. Que envidia le dan, hacia a penas un año ese también era su plan, quedar con su mejor amiga en casa de una de las dos, arreglarse allí, bromear un poco y luego salir con sus otras cuatro mejores amigas a la Puerta del Sol, a despedir el año todas juntas y, quizás, conocer a algún chico guapo entre tanto rebumbio. Luego, hacía a penas unos meses, el plan pasó a ser quedarse con su chico en casa, tener una cenita romántica y quedarse dormida acurrucadita a él en el sofá, daba igual si se perdían las campanadas o no. Para ella, aún era mejor esta idea que la primera, estaba emocionadísima, pero todo se jodió hacía a penas unas semanas y su plan pasó a ser pasar de las fiestas, de sus amigas, familia y todo y encerrarse en su cuarto a llorar hasta que se cansara, pero sus amigas no estaban dispuestas a dejarla sola esta gran noche y le hicieron prometer que iría con ella a la Puerta del Sol, por muy pocas ganas que tuviera.

Las chicas empiezan a montar alboroto, al parecer a una de ellas le gusta uno de los chicos del vagón. Coge los cascos del bolso, se los pone y le da al modo aleatorio del móvil. A ver si así dejan de escucharse los gritos.

“Well you only need the light when it's burning low
Only miss the sun when it starts to snow
Only know you love her when you let her go
Only know you've been high
When you're feeling low...”

Let Her Go de Passenger resuena en sus oídos. Mierda. Joder, esa era su canción. Se recuesta en el asiento, incómoda. No va a llorar, lo prometió. ¿No se supone que ya lo había olvidado? Vale que todo terminó hace a penas dos meses y la relación que tuvieron fue muy intensa mientras duró... Pero después de todo lo que le hizo no debería quedar ni rasto de amor o lo que sea que está sintiendo en este momento.

“Staring at the ceiling in the dark
Same old empty feeling in your heart
Because love comes slow and it goes so fast...”

Joder, esta parte... Cierra los ojos. No va a empezar a llorar, no puede, sabe que si empieza no podrá parar. Pone todas sus fuerzas en el intento. No puede... Su mejor amigo tiene razón, después de todo lo que le hizo no merece que derrame ni una lágrima más por él. Se muerde el labio. Joder, si es que nunca nadie se lo había echo pasar tan mal... Ella que pensaba que lo conocía y luego... Ai, duele solo de pensar en ello.

Debería quitar la canción. Debería quitar la canción y lo sabe. La culpa de este asalto de horribles recuerdos es de ella. Abre los ojos. Si no puede parar la música no es por lo que mal lo pasó... No es por eso y lo sabe. Es porque le trae recuerdos de lo que también fue la etapa más feliz de su vida. Y es que si dolió tanto la caída fue porque él le hizo llegar a volar muy alto, hizo que sintiera cosas que jamás había sentido por nadie y por un momento pensó que había llegado a encontrar al amor de su vida. Vuelve a cerrar los ojos. No para la canción porque aún tiene esperanzas de que esa época vuelva. Aún sueña con que él cambie de idea y regrese a sus brazos y es que, a pesar de todo lo que le hizo, a pesar de lo mal que se lo hizo pasar, siempre le eligiría a él, por encima de todo y de todos, porque le quiere.

El labio inferior comienza a temblarle, sus ojos se humedecen y su nariz se enrojece. Una pequeña lágrima se desliza por su mejilla, tímida. Y después le sigue otra. Y otra más. Y miles de lágrimas más.

Último suspiro.

Y es entonces cuando Laura, a las 22:17 de la noche de Fin de año en un vagón del metro de Madrid, renuncia a sus principios y comienza a llorar en silencio.



Ficha para incluirse:



Mi ficha:



Personajes incluidos:

Genial, muy bonito. La historiaes preciosa. Muy buen argumento, y es interesante. Me ha encantado. Espero una continuacion, por favor.

yo tambien quiero participar

Hace mucho tiempo que no me unía a una historia : D (porque casi no hay). Esto me recuerda a como era el foro antes.
Por eso precisamente me voy a unir.

Uhu, buena historia. Me apuntooo!

Spoiler:

Espero el siguiente capitulo pronto :3

Dos Diegos, me lo ponéis difícil e__e
Bueno, pues hoy sale uno de ellos y en el próximo capi el otro, leed atentamente si queréis averiguar cuál sale concretamente
Siento no poder meteros a los dos en el primer capi, es que no cuadraba, pero en el siguiente sale el otro, lo juro.
Y bien, a lo que venía.
Actuuu !

CAPÍTULO 1

Hace más o menos un año, finales de Noviembre

Cucú cucú. El reloj de cuco resuena por toda la casa de Maya, insistente. Marca las seis de la mañana. Es muy antiguo, pero jamás ha dado ningún problema, siempre tan puntual. Pasa un minuto y sigue sonando. Y luego dos. Y cinco. Bueno, teniendo en cuenta los años que lleva funcionando, algo malo tenía que tener. La joven se incorpora y camina hacia el artilugio, sin prisa, toca algunos botones y en unos segundos el pájaro regresa a su casita, en silencio.
La niña vuelve sobre sus pasos, alcanza una taza que dejó antes apoyada sobre la mesita del salón y se sienta en el diván. Hace frío. La aferra con las manos, como si quisiera absorber su calor. Aspira el aroma que desprende. Hmmm. Chocolate caliente.

-¿Maya?

Poco a poco sale de su trance. Sus ojos se cruzan con la mirada de su hermano mayor, que la observa desde la puerta de la habitación, sin entrar.

-¿Qué haces desayunando a estas horas?¿No es un poco pronto?
-Me desperté a mitad de la noche y no pude volver a dormirme, pensé que si tomaba algo me entraría el sueño- explica ella, con calma- ¿Porqué? ¿Te he despertado?
-No, qué va- murmura el chico, sonriente- En realidad, llevo despierto desde las cuatro y pico, estaba estudiando.
-¿Tan temprano?
-Es el precio que conlleva estar en la universidad, hay que matarse un poco- bromea él- Bueno, me voy, que tengo examen a las ocho y la uni Complutense queda un poco lejos. Intenta dormir un poco más, ¿vale?
-Vale-responde la niña- Hasta luego, Raúl, suerte con los exámenes.
-Adiós, pequeña.

El joven cierra la puerta principal con fuerza, haciéndola resonar por todo el salón. Maya cierra los ojos, molesta. Contempla al chico a través de la ventana, que camina por la calle a paso rápido. Un gran copo de nieve atraviesa la vista que tiene desde allí y con ello, a su hermano. Desliza las manos por su largo cabello negro, lo recoge y al instante lo deja caer con suavidad sobre sus hombros. Ya decía ella que hacía demasiado frío, toca abrigarse para ir a clase.

Unas manzanas más allá, sobre las siete y media de la mañana

-¡Laura, Diego te está esperando!

¿Qué? ¿Otra vez? Resopla. Sujeta con la boca la tostada que tenía en la mano y desliza las cortinas con suavidad, para ver la calle. Se encuentra con la mirada de un joven alto, de pelo desordenado, facciones agradables y con unos cascos que, apoyado en el edificio de en frente, la saluda con la mano, sonriente. Ella cierra las cortinas con brusquedad, a modo de respuesta. ¡Qué plasta!
Desde que descubrió que vivía unas pocas casas más allá, Diego ha ido a recogerla para ir a clase todos los días. Y no es que le moleste, al contrario, a parte de Maya y Eco, él es su mejor amigo, pero es que nunca se sabe cuando va a aparecer a su lado, y eso la asusta.

-¡Laura, Diego está...!
-¡Qué ya lo sé, mamáaa!
-...Aquí.

Suspira. Lo que ella decía. No le hace falta girarse para saber que su amigo está detrás suya.

-Diego-susurra, sin inmutarse.
-Laura.

Se gira. Ahora están cara a cara.

-Algún día tendrás que decirme cómo lo haces- dice ella.
-¿Lo qué? ¿Ser increíblemente guapo?
-Boh.
-¿Hacerte reír?
-Boh por dos- responde ella, mientras busca algo por la habitación.
-¿Encontrar lo que buscas justo cuando más lo necesitas?-bromea él, mientras le pasa su mochila de Mounstros S.A.
-O cómo me quitas mis cosas sin que me entere- le sigue el juego la chica mientras coge la mochila.
-Un mago nunca revela sus trucos.

Sin poder evitarlo, Laura se echa a reír. Su amigo tiene unas cosas...

-Hablando en serio, ¿cómo lo haces?
-¿Lo qúa?
-Entrar en mi casa sin que nadie te abra la puerta.
-Hoy concretamente me abrió tu madre.
-¿Y cuándo estoy yo sola qué?
-No sé. ¿Por la ventana?
-Boh por tres.
-¿Ah, no? ¿Entonces por el techo?
-Tonto.
-¿Por la pared?
-¡No me vaciles! -exclama ella, mientras echa a correr fuera de la habitación.

Con energía, baja las escaleras de dos en dos. Su amigo va detrás, intentando seguirle el ritmo.

-Ya te dije que un mago nunca revela sus trucos.
-Bueno, bueno. Alguna vez los tendrá que revelar para que los aprendan otros magos, ¿no?
-Esos no son buenos magos, los buenos como yo nos inventamos nuestros propios trucos.
-¿Entonces Harry Potter...?- sonríe ella.
-Era un mago pésimo, pero pensaba que ya lo tenías claro, ¿porqué crees que tardó tanto tiempo en matar a Voldemort?

Risas de nuevo. Laura se acerca al perchero, a paso apresurado.

-¿Hace frío? ¿Debería abrigarme?
-Está nevando- comenta él, señalando hacia la ventana- Pero si quieres, sal en bikini, a mi no me importa.

La chica se pone de puntillas para alcanzar la ropa de abrigo, no sin antes darle una colleja a Diego.

-¡Mamá, nos vamooos!- exclama ella, mientras se rodea el cuello con una bufanda.

Sin esperar a su amigo, Laura sale de la casa rápidamente, como siempre. Segundos después el joven la alcanza.

-¡La puerta!
-¿Qué?
-Que te dejaste la puerta abierta- explica él- A lo mejor es así como entro siempre en tu casa, porque eres tan despistada que ni te molestas en cerrar la puerta.
-Están volando ostias y tú tienes cara de aeropuerto.
-Ya sé que me quieres.
-Mucho.

Los dos se miran con rencor, para luego estallar en carcajadas. Le sigue un abrazo que elimina todos los malos rollos, hagan las bromas que hagas, siempre serán amigos.
Caminan uno al lado del otro, charlando y riendo, como todos los días entre semana en los que Diego va a buscar a Laura. Es un día totalmente normal, como uno cualquiera. Lo que ellos no saben es que en unas horas pasará algo que cambiará sus vidas completamente...

Continuará...

Antes de unirme a esta historia que pinta interesante voy a decirte algunos errores pequeños que tienes como por ejemplo repites mucho una palabra en un mismo párrafo (busca sinónimos) o ciertas expresiones ("Ai" sería "Ay" y en vez de "había llegado a encontrado al amor..." sería "había llegado a encontrar al amor...". A parte de esto, me ha encantado

No sabía que Eco se llamaba como yo, muy curioso...
Me encanta mi personaje, me cae bien xD Una cosa: Con que era pesado no me refería a acoplado, sino pesado hablando y eso, aunque así también me gusta xD
Buen inicio, bastante gracioso.
Tiene pinta de pasar algo gordo, espero impaciente el siguiente!

Chao, y cuidado con que entre en el tejado.

Te me adelantaste con el post Bueno, pues ya que estoy te comento esta segunda parte. Me ha gustado no, lo siguiente. ¡Me ha encantado! Me gusta esa amistad que tienen Diego y Laura de piques, básicamente porque me ha recordado un poquito a mi pero también me gusta la forma con la que acabas el primer capítulo, ¡qué intriga! Me dejas con ganas de leer más y tengo que esperar...

Me has desconcertado con el Diego que incluiste en la historia: el muy cabroncete es mu troll (este podría ser Zexión) pero lo de "¿Por qué soy tan guapo?" es narcisista (es decir, este sería mi versión). Pero para mi quedó claro que no lo llamases por el mote (si fuese yo) y abrazo del final me lo han dejado claro: es Zexión.