CAPÍTULO 2
Hace más o menos un año, finales de Noviembre
-Entonces, si utilizamos el factor de conversión para pasar los gramos a moles...
El profesor de Química explica la lección. Hoy toca moles. Habla de su materia con entusiasmo, caminando de un lado a otro por el aula mientras gesticula con las manos, dice cada palabra con un énfasis diferente, se emociona... Se nota que siente verdadera pasión por su trabajo. Lástima que sus alumnos no la compartan. Y es que, como todos los viernes a primera hora, habla a las paredes. Los niños le oyen, pero no le escuchan. Se hacen los entendidos, toman apuntes, pero en realidad más de la mitad de la clase está pensando en sus cosas.
Como Eco, que mira preocupado las dos sillas vacías que tiene en frente. Hace una mueca. ¿Dónde estarán Diego y Laura? ¿Enfermos? Lo duda, sería mucha casualidad que enfermaran a la vez. ¿No vendrían a clase a propósito? No, no puede ser, ellos no son así. ¿Pero entonces...? Se muerde el labio, cuando el profesor no mira se gira disimuladamente para buscar los ojos de su mejor amiga.
Maya le devuelve la mirada. Sabe lo que le perturba, es muy evidente. Sonríe tímidamente, Eco llegó al instituto hace a penas un año y no está acostumbrado, a parte de que es el primer año que les toca a los cuatro juntos en clase, pero ella lleva toda la vida con Laura y Diego y entiende perfectamente lo que ha pasado. Y es que sus dos amigos siempre llegan tarde. No importa lo pronto que se levanten ni a que hora salgan de casa, es ley de vida. Mira el reloj, hace quince minutos que empezó la clase, deben estar a punto.
-¡Buenos días, señor García! Perdone el retraso.
¡De pleno! Allí están los dos. Caminan hacia Eco y ella. Como de costumbre, Laura a paso rápido, con su mochila de Monsters University rebotándole en la espalda, y Diego pisándole los talones, intentando seguirle el ritmo.
-Un segundo, jóvenes.
Paran en seco. El chico tiene que hacer equilibrio para no caer encima de su amiga.
-¿Llegan tarde y ni siquiera preguntan si se puede pasar? Háganme el favor de volver a entrar.
Sin decir nada, los dos vuelven sobre sus pasos, salen del aula y cierran la puerta. Segundos después la vuelven a abrir de golpe.
-¡Petando antes de entrar!- exclama el hombre, agotado.
-¡Oh, sí, perdone! - responden al unísono los dos, volviendo a cerrarla.
Risas generales de toda la clase. Eco se da una palmada en la frente, avergonzado, y Maya sonríe al ver el gesto de su compañero.
Toc toc. Se oye un "adelante" por parte del profesor. Dos cabezas asoman desde el pasillo.
-Buenos días, señor García. Perdone por el retraso... - dice Laura.
-¿Se puede?- termina la oración Diego.
-Sí, se puede- suspira.
Los dos chicos entran, esta vez a la misma velocidad y corren a los sitios del fondo junto a sus dos mejores amigos. Laura se sienta junto a Maya, que la mira divertida.
-El día que lleguéis a la hora...
-Tendréis que preguntaros si soy yo de verdad- responde, mientras saca sus cosas de Química.
En el patio
Y por fin llega, el recreo. Como todos los días los cuatro corren hacía los bancos de junto la pista de baloncesto. Todo el instituto sabe que es su sitio, hasta tiene sus nombres grabados en piedra. Lo pusieron hace dos años, cuando iban en segundo, prometiéndose que mientras permaneciera ese banco allí, su amistad continuaría.
-¡Tía!- exclama Maya, apretando el brazo de Laura- ¡La fiesta que te perdiste anoche!
-Anoche fue jueves.
-Sí, ¿y qué pasa?
-Que los jueves nadie sale de fiesta.
-Salvo los ancianos, para jugar al bingo- le susurra Diego a Eco.
-¿Fuiste a jugar al Bingo con los anciones, Mayita?- le sigue el juego su amigo.
Los dos ríen maliciosamente. Maya pone los ojos en blanco y decide ignorarlos.
-Bueno, el caso es que yo sí que salí de fiesta- le dice a Laura.
-No, no saliste.
-¿Porqué estás tan segura?
-Porque siempre dices que o voy yo contigo o no vas.
-¡¡Porque soy muy tímida!!
Los chicos vuelven a reírse disimuladamente. Una mirada de rencor por parte de Maya.
-El caso es que hoy es viernes, y hoy la gente si que sale. No tanto como un Sábado por la noche, pero si que sale. Y bueno, una amiga mía me ha invitado a una fiesta en su casa y...
-NO.
-¡Si aún no he dicho nada!
-Pero ya sé por donde vas, no pienso acompañarte.
-¿¡Qué!? ¿¡Porqué no!?
-Porque ya te dije que no me gustan las fiestas, ni la gente que va, son para chicas desesperadas que buscan novio y yo no creo en el amor.
-O para chicas como yo que solo quieren pasar el rato.
-Cierto, también son para p***- bromea Diego.
-¡DIEGO!- exclaman las dos amigas.
-Perdón, perdón, era broma.
Otra mirada de rencor. Maya decide volver a ignorarle.
-Vaaamos, Lau. ¡Iba a ser genial! Por fin tendría sentido la frase de "¡Ey, menuda fiesta te perdiste anoche!"
-No voy a ir.
-¡Jo!
-Si quieres voy yo contigo- se une a la conversación Eco.
-No, que me harías quedar mal.
-¿Mal porqué? ¿Soy demasiado guapo y te intimido?
-No, en realidad bailas mejor que yo y me harías quedar como una inútil.
-Haber quedado una vez por encima tuya bailando "Dirty Danced" en el Just Dance, no significa que baile yo mejor.
-Tío, ¿bailaste con Maya "Dirty Danced"?- interrumpe Diego.
-Eran otros tiempos, ¿vale? Yo era joven e inexperto
-¿Y qué tal Miguel, tu vecino? ¿Le preguntaste si quería ir contigo?-dice Laura.
-Con él es al revés, baila mucho peor que yo y me haría quedar en ridículo por ir con él- responde la morena.
-Tía, buscas problemas donde no los hay.
-¿Y qué tal Diego? - suelta Eco.
Asombro mutuo. Las dos chicas exclaman a la vez:
-¿¡Él!?
-¿¡Yo!?
-Claro, eres guapete, no tanto como yo para intimidar a Maya, pero si lo suficiente para hacerla quedar bien.
-Yo estoy con Laura, las fiestas no son lo mío.
-¡Pero si el otro día fuiste a una!- replico yo.
-¡Era una convención de fans de videoujuegos!
-Bueno, es lo mismo.
-No, no es lo mismo- niega con la cabeza Diego.
-Hmmm. ¿Cuál es tu media de estrellas en el Just Dance, Diego?- le pregunta Maya.
-Tres.
-¿Y máxima puntuación?
-Cinco.
-¿En que canción?
-"Aserejé".
-Tío, tú me juzgas por bailar "Dirty Danced" y tú bailas "Aserejé"- ríe Eco.
-Ya, la diferencia es que yo además te pillé bailando "California Girls"- se burla su amigo.
-Cállate.
-Bueno, me vale- dice Maya, alegre- ¡A las ocho en mi casa, Diego, ponte guapo!
-¡Ey, que aún no te he dicho si voy o no!- responde Diego, desesperado.
-¡Qué si, qué si!- exclama ella. La sirena del instituto suena, Maya corre hacia dentro del instituto, con energía- Acuérdate, ¿eh? A las ocho- termina por decir.
Diego suspira. ¡En menudo lío le han metido!
Continuará...